ACTO DEL DÍA DE LA MEMORIA EN INGENIERÍA ORGANIZADO POR
ESTUDIANTES Y DOCENTES
Como representantes de la Asociación Gremial Docente hemos organizado este acto por el día de la memoria en la Facultad de Ingeniería junto con el Centro de Estudiantes de nuestra facultad porque entendemos que los hombres y mujeres a los que hoy rendimos homenaje, fueron estudiantes y docentes que se organizaron para luchar por una argentina sin opresión, sin explotación, sin miseria. Estudiantes y docentes que comprendieron que necesitaban de la unidad y la organización para que está fuera la universidad del pueblo liberado y no la de una casta aristocrática insensible a la suerte de su pueblo.
Fue elegido el 29 de noviembre, como día de la memoria de la facultad de Ingeniería, porque ese día en el año 1974 fue cobardemente secuestrado de esta facultad y asesinado Daniel Winer, Secretario Gremial del Centro de Estudiantes.
Esta fecha elegida pone al descubierto, como siempre decimos, que los crímenes cometidos por la dictadura comenzaron a ensayarse antes del golpe de Estado, en el operativo Independencia en Tucumán y con el accionar de la Triple A y demás bandas fascistas en todo el país desde fines de 1973, para dividir y paralizar a grandes sectores de la sociedad posibilitando el golpe de estado.
La dictadura buscó destruir todas las formas de organización de nuestro pueblo para imponer una política de mayor explotación y liquidación de conquistas de los trabajadores, de entrega y destrucción de la industria nacional, de brutal endeudamiento externo.
En nuestra universidad y nuestra facultad se encargó de destruir todo proyecto al servicio de los intereses populares.
Por eso en este acto repudiamos una vez más a la dictadura. Repudiamos los campos de concentración, la cárcel, el exilio, el secuestro, la tortura, la desaparición. Esta represión perfectamente planificada y discriminada, tiene un nombre preciso: genocidio.
Porque nuestra memoria, es la memoria de los que luchamos por la liberación es que denunciamos al poder económico proimperialista, a los banqueros, a las empresas y la oligarquía que planificaron el golpe; a la mayoría de la cúpula de la Iglesia que los bendijo; al poder judicial que los amparó; a los políticos que los avalaron; y a los grandes medios de comunicación que les lavaron la cara a todos ellos.
Quienes formamos la comisión directiva del gremio de ingeniería somos, mayoritariamente, parte de la generación que ingresó a la universidad bajo la dictadura. Una universidad vacía y silenciosa donde debíamos mostrar nuestra libreta universitaria para poder traspasar la puerta. Una universidad en la que era evidente la ausencia de quienes estaban destinados a ser nuestros “hermanos mayores en la lucha política”.
En el camino de enfrentar a esa dictadura que nos asfixiaba, que cercenó todas las libertades democráticas, que enseñaba en sus colegios que era mejor no meterse, que sembraba el terror a través de los medios de comunicación conocimos a las madres de plaza de mayo que impusieron sus pañuelos frente al poder exigiendo justicia y denunciando los crímenes cometidos. A nuestra generación esas mujeres, que fueron bautizadas por los fascistas como “las locas de la plaza” nos salvaron de la locura. Y nos salvaron de la locura porque allí encontramos el lugar de nuestro corazón. Nos salvaron de la locura porque en esos años aprendimos a levantarnos y luchar y a no dar vuelta la cara frente a la injusticia.
Hemos andando desde entonces, junto con nuestro pueblo, un camino de lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Como estudiantes refundamos los centros de Estudiantes que la dictadura había destruido, como docentes conformando un gremio que entiende que la solución de nuestros problemas sólo es posible con la lucha colectiva y solidaria.
*Por eso denunciamos que la teoría de los dos demonios que intentó imponerse a partir de 1983 pretendió ocultar el genocidio, primero, y justificar las infames leyes de Punto Final y Obediencia Debida de Alfonsín después.
*Por eso luchamos contra las políticas del menemismo que garantizaron la impunidad de los asesinos y profundizaron la desocupación, la miseria y el hambre para millones, como producto de la entrega de los recursos naturales y del patrimonio nacional, y la destrucción de la industria.
En ese camino de lucha, nos encontramos con aquellos “hermanos mayores de la lucha política” que la dictadura nos ocultó. Conocimos en esta universidad a docentes y no docentes que sufrieron la cárcel de la dictadura y también a sobrevivientes de los campos de concentración comprometidos con la justcia y los derechos de nuestro pueblo.
Por eso hoy, que hemos conseguido reabrir las causas contra los genocidas con la anulación de las leyes de impunidad, no nos conformamos con nada menos que lo que es justo.
En los juicios que se han realizado en nuestro país por los crímenes cometidos durante la última dictadura hemos logrado que fueran condenados 267 represores y cerca de 850 estén procesados. Estas conquistas no tienen antecedentes en ninguna otra parte del mundo ni en ninguna época de la historia. Sin embargo la impunidad de la dictadura no ha llegado a su fin y por eso en todas las causas donde nuestro gremio es querellante, dentro del colectivo Justicia Ya!, exigimos que se realicen juicios contra todos los genocidas que actuaron en cada campo de concentración, y por todos los delitos que cometieron contra todos nuestros compañeros y que sean condenados por el crimen que cometieron: genocidio. Existieron más de 600 centros clandestinos durante la dictadura y el número de represores condenados o procesados no llega a ser ni de 2 represores por campo. Luchamos para que todos los genocidas vayan presos a una cárcel común y efectiva, porque de todos los condenados y procesados, sólo 297 están detenidos en unidades penitenciarias. Los demás gozan de prisiones domiciliarias o directamente están libres.
Porque no nos conformamos con nada menos que lo justo y porque aprendimos a no dar vuelta la cara frente a lo injusto es que exigimos justicia por Julio López y Silvia Suppo, que testimoniaron contra los genocidas y en ello jugaron sus vidas. Justicia por el crimen de Mariano Ferreyra, de los Qom en Formosa, de los asesinados en el parque Indoamericano, en Santiago del Estero, en el Chaco, en santa Fe.
Porque no nos conformamos con nada menos que lo que es justo exigimos la anulación inmediata de la ley antiterrorista, que el oficialismo votó entre gallos y medianoche a pedido del (Grupo de Acción Financiera Internacional) GAFI.
Porque queremos una universidad estatal, pública y gratuita preocupada por solucionar los problemas de nuestro pueblo es que defendemos el derecho de estudiantes y docentes a discutir los planes de estudio sin sujetarnos a las políticas del Banco Mundial que impone la Ley de Educación Superior, aprobada por el menemismo y que este gobierno sigue aplicando.
Porque queremos que esta universidad forme profesionales concientes de sus derechos y capaces de enfrentar las políticas del poder es que luchamos contra el trabajo gratuito que se pretende imponer a los jóvenes de esta facultad.
Porque queremos una universidad democrática es que no aceptamos que el claustro docente de la UBA esté conformado por una minoría profesoral que sólo pretende perpetuarse.
Porque queremos una universidad comprometida con nuestra historia es que hemos exigido una y otra vez que la Universidad de Buenos Aires abra sus archivos y se investigue qué pasó con los proyectos que existían antes de la intervención Otalagano, quienes eran sus protagonistas y quienes formaron parte de la destrucción de esos proyectos. Sin embargo el Consejo Superior de la UBA nunca aceptó nuestro propuesta y formó una comisión que en dos años no hizo absolutamente nada.
Hoy 29 de noviembre, decimos presente a hombres y mujeres que se entregaron sin mezquindades para construir un país diferente. Y es importante recordar que estos hombres y mujeres, más allá de las evaluaciones distintas que hicieran sobre cada gobierno, no dejaron de luchar por su proyecto ni en 1973, ni en 1974, ni en 1975, ni durante la dictadura.
Tampoco podemos hoy dejar de recordar a nuestra compañera Adriana Calvo, sobreviviente de los campos de concentración y fundadora de nuestro gremio. De ella aprendimos, como dijo un amigo, “a ir siempre por más para no conformarnos con menos”, de ella aprendimos a no “naturalizar” las injusticias.
Por eso hoy, en esta Facultad que pretende ignorar a estudiantes y docentes que los incomodan, como si la historia de nuestros compañeros, no fuera nuestra historia también, volvemos a decir:
30000 COMPAÑEROS DETENIDOS-DESAPARECIDOS PRESENTES-AHORA Y SIEMPRE